Todas las noches le cuenta una historia que siempre termina así: Te juro que me lo dijeron los duendes. Viven en esa delicada línea, perlada de rocío, entre el cansancio y los sueños, entre despertar y estar dormido. A veces, me regalan una palabra, otras, una frase o idea, pero si tengo la suerte de permanecer un ratito sin caer de la línea, de puntillas, haciendo equilibrios, con los ojos cerrados y el corazón muy abierto puede llegar a ser una historia completa. Son pequeñas piedras preciosas: unas tiene poco polvo y brillan, casi relucientes, sólo con darles un soplo, otras pueden estar escondidas debajo de algunas capas de arena y tengo que estar un buen rato lustrándolas para sacarles brillo, pero merece la pena, porque llevan en su interior un corazón de magia.

Llegados a este punto, cada noche, oye una dulce vocecita que le pregunta:
"Y mi historia mami, mi historia? " Y así continúa: Tu historia empezamos a tejerla tu papi y yo, con los hilos invisibles de los sueños, cuando cruzamos nuestras miradas una noche de luna llena, pero pronto, serás tú, mi amor, quien la teja y seguirá creciendo y creciendo con tus síes , tus noes y cada decisión que tomes. Tú serás el creador de tu propia historia hijo y entonces, serán los duendes los que aplaudan-dice acariciando su barriga con una sonrisa en los labios.
Amaia Villa
Foto: Studio Cl Art (Photl.com)