Suena la música.
Te acercas entre la gente.
Pretendo no mirarte
pero para qué engañarme.
ya solo te veo a ti.
Tu mirada me recorre acariciante.
Me siento única, especial, deseada.
Me tomas en tus brazos.
Mi mano en tu mano
el calor de tus dedos donde muere mi espalda.
La vida empieza a girar
y recobra su sentido.
Piel contra piel.
Tus ojos me desnudan
y yo me dejo ser.
Baile y fuego.
Boca junto a boca.
Muy cerca.
Tu aliento promete mil amaneceres.
Un solo cuerpo.
¿Dónde empiezo yo,
dónde acabas tú?
Tu pecho respira el latir de mis piernas.
En el mío un deseo:
¡No dejes de mirarme
cuando se apague la última nota!
Amaia Villa
(Foto : sacada de Google sin ser posible encontrar autor.
Si el autor quiere que la retire ponerse en contacto.)