LA BICICLETA ROJA

domingo, 12 de agosto de 2012


Relato que escribí en el taller y que se publicó en el libro que nos editó el ayuntamiento.


La vio por primera vez en la tienda del señor Fermín. Faltaban dos días para Navidad y había ido con su madre a hacer las compras. La tienda era una mezcla de droguería, tienda de alimentación, juguetería y objetos varios. Ella estaba en un rincón, como olvidada entre dos latas de pintura y un gran saco de patatas, pero destacaba con su brillante color rojo y una pegatina de una preciosa luna blanca en el frontal. Se acercó a ella despacio, como hipnotizado, acarició su sillín de cuero marrón. "¡Qué suave¡"-pensó-y tocó el pequeño timbre plateado con deleite: ¡ringg¡¡ringg¡ Ya se imaginaba a sí mismo montado en la bicicleta, camino del río, yendo a por renacuajos...-"¡Fernando, deja eso y vamonos, que se nos hace tarde¡"-le dijo su madre sacándole de golpe de su sueño.Ya en la cama, Fernando no podía dejar de pensar en la bicicleta roja. Recordó que en su carta a Papa Noel había pedido un patinete y un balón, pero ahora cambiaría gustoso ambas cosas por la bicicleta. Pero ya no podía, aunque escribiese otra carta no llegaría a tiempo.

Entonces se acordó de una historia que había oído contar a su abuelo:"A las afueras del pueblo, hay un barranco donde viven unos duendes, se llama el barranco de los deseos. La gente va allí y piensa con mucha fuerza en lo que quiere mientras tira una moneda. Cuanto mas difícil sea el deseo, algo más valioso tienen que dar a cambio, pero merece la pena porque los duendes cumplen su deseo"

Fernando no tenía dinero, pero pensó que quizás si daba a los duendes otra cosa, valiosa para él, éstos cumplirían su deseo. Al día siguiente cogió su soldadito de plomo preferido, fue al barranco y lo tiró al fondo pensando con fuerza en la bicicleta roja.

Al llegar la mañana de Navidad encontró un paquete enorme al lado del árbol y al abrirlo vio que era su bicicleta roja. Saltó y gritó de contento: " ¡Es mi bicicleta, mi bicicleta roja¡ Sólo hay una manera de que Papa Noel se haya enterado, los duendes se lo han contado¡" Montó la bicicleta y le dijo: "Te llamarás Luna"

A partir de aquel día Fernando y Luna se hicieron inseparables. Con ella bajaba al río a bañarse e iba al páramo a cazar mariposas. El mismo la limpiaba cuando sus juegos los llevaban por parajes embarrados, a ella le contó la pelea con su amigo Carlos y el miedo que tenía cuando por la noche monstruos y ogros se acercaban a su cuarto.

Hoy Fernando está sentado a la orilla del rió con Luna. Hoy no hablan de mariposas, ni renacuajos ni de Matías el maestro. Hoy Fernando, triste y con los ojos llorosos, le cuenta que papá y mamá discutieron anoche, que papá cogió una maleta y se marchó, que mamá lloró mucho y que cuando él le pregunto "Mama, ¿cuando volverá papá?", ella le dijo: "No se." Fernando dice a Luna que él quiere que papá vuelva y que mamá deje de llorar y que sólo ella, Luna, le puede ayudar. Seguro de que le ha entendido, se monta en su suave sillín y se dirige al barranco de los deseos. Al llegar se baja despacio y la abraza de nuevo diciendole. "Gracias Luna. No te olvidare."

Amaia Villa

Foto: Scott Meltzer (publicdomainpictures.net)


10 comentarios:

Rosana dijo...

Recuerdo haberlo leído y sobre todo escuchado y hoy vuelve a encojerse mi corazón ante el sacrificio del amor, en este caso parental.

Amaia Villa dijo...

Gracias Rosana, sí este pertenece al libro que hicimos entre todos en el taller de escritura y recuerdo que os lo leí. Me gusta que te llegue.

Mr. M dijo...

¿Te había dicho que soy tu fan? Creo que sí, pero si no, te lo digo ahora. Felicidades por un relato tan lleno de sentimiento y por ser capaz de explicar en seis párrafos una de las primeras lecciones aprendidas en la infancia: la aceptación de la renuncia.

Amaia Villa dijo...

Gracias Mr M me encanta tenerte aquí y que me leas y además tú lectura siempre va más allá y encuentra la profundidad de lo escrito.
¡Por favor no dejes de pasarte!

Anuca dijo...

Jooooo, qué bonito Amaia. La inocencia de los niños siempre me remueve las entrañas. Fantástica historia.
Un besito

Amaia Villa dijo...

¡Gracias Anuca! Me encanta que lo sientas así. Nos seguimos leyendo. Un abrazo

Txaro Cárdenas dijo...

Historia de amor, inocencia y sacrificio. Qué bella prosa, Amaia. Casi lloro.

MAR DE MARES dijo...

Jo Amaia, es imposible no conmoverse con este relato...!!!! me ha encantado tanto amor y esa manera de sacrificarse del niño, buffff...!!!! felicidades guapa <3

Amaia Villa dijo...

¡Gracias Txaro! Me encanta que te llegue así. Muxus

Amaia Villa dijo...

¡Muchas gracias Mar! Bicossss

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